¿Cuanto tiempo invertimos mirando al cielo? Me refiero mirando realmente al cielo, sin perdernos en nuestros pensamientos y problemas mundanos, simplemente observando. No lo entiendo, no entiendo como las personas pueden simplemente bajar la vista y preocuparse por sobrevivir, demasiado ocupados para ver lo que hay a su alrededor.
Cruzan un río con la vista fija en el puente, no miran el río lleno de vegetación con sus aguas cristalinas y todas la criaturas que habitan en él, no miran la tierra que dejan o el bosque al que se dirigen, no tienen porqué dedicarle un solo vistazo a toda la vida que se extiende por todas partes, sólo necesitan el puente, no les importa pisar una rana, porque no la ven, solo piedra y asfalto.
No saben lo delicioso que puede resultar simplemente observar, alzar la cabeza tan alto que no puedas cerrar la boca*, y maravillarte con la infinita gama de colores que se alzan sobre nuestras cabezas y pensamientos. Las nubes, esas maravillosas formas sin forma, etereas, blanca nieve de algodón que cambia lentamente con el viento y reflejan la luz incluso a oscuras.
Pero en mi humilde opinión el cielo más hermoso es el cielo de la noche, por este vale la pena perder la cabeza. Tan oscuro como hermoso, como si alguien hubiera derramado un tintero que lo tiñe todo por unas horas. Y Catalina, se han escrito mil poemas sobre la Luna y aun queda tanto por decir, escribir, soñar.
Eso no será esta noche, esta noche sin estrellas, solo una Luna muy alta y una estala plateada en el mar. El magnifico silencio de la noche, solo interrumpido por el susurro de las olas, y la brisa nocturna que te puede contar todos los secretos escondidos entre la arena de la playa.
Buenas noches.
*«alzar la cabeza tan alto que no puedas cerrar la boca» Homenaje a Emilie Autumn
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